Acceso para profesionales y clientes. Ver más

¿La respuesta podría estar en el futuro diseño de la Reserva Agrícola de crisis de la UE?

31 octubre 2024
Adaptación del artículo publicado originalmente en el número 63 de la revista «Somos Futuro» de Cooperativas Agro-alimentarias de España (julio-septiembre 2024)

Todavía es pronto para saber cómo acabará 2024 en cuanto a siniestralidad, pero está claro que nos encontramos lejos de las cifras de 2023; que resultó ser el año de mayor siniestralidad de los 44 años de historia del seguro agrario, con 1.240M€. La sequía fue el siniestro más grave con indemnizaciones por valor de 496M€, afectando principalmente a los cultivos herbáceos extensivos, pero también provocando daños importantes en viñedo y olivar. Los daños tienen una mayor dimensión, pues hay cultivos con una muy baja implantación de seguro, como el olivar o el almendro, y cultivos de regadío, sin posibilidad de asegurar la sequía.

Todavía queda mucho por desarrollar y ajustar para que la cobertura de sequía se adapte del todo a las necesidades del campo español. Por ello, desde las Administraciones públicas, ante la extrema gravedad de la sequía en 2023 y 2024, se han ido dando ayudas extraordinarias, que suponen un pequeño alivio para el productor, pero no contribuyen a resolver el problema. Además, son ayudas que no discriminan en positivo a quienes contratan un seguro, haciendo un flaco favor al sistema de seguros agrarios. Sin embargo, también es cierto que el hecho de que en nuestro seguro tengamos cobertura de sequía sorprende, y mucho, fuera de nuestras fronteras.

En el Diálogo Estratégico para el futuro de la UE hay un apartado dedicado al agua, dentro del capítulo Promover la resiliencia. Hace referencia a su escasez y a la necesidad de «ampliar prácticas agrícolas sostenibles y nuevos modelos empresariales para promover un uso más eficiente de los recursos naturales, especialmente del agua […] Por tanto, es necesario apoyar sistemáticamente a los agricultores en la aplicación de medidas de adaptación». Esto muestra que el agua y su gestión ha pasado a ser un tema que preocupa a la UE en su conjunto y no sólo a los países del Sur, acostumbrados a sufrir sequías cada vez con mayor frecuencia.

También se hace referencia a la gestión de los riesgos y crisis. Se recomienda que la Comisión entable un diálogo con las compañías de seguros para «mejorar la transparencia de los mercados de seguros, garantizar que los agricultores tengan acceso a los seguros agrarios y facilitar el desarrollo de un mercado único de seguros agrarios». Estas cuestiones tienen gran relevancia para los Estados Miembros que no disponen de herramientas para gestionar los riesgos de su sector agrario. Pero en países como el nuestro, con un sistema muy desarrollado y sofisticado, quizás los instrumentos que se ofrezcan pueden resultar poco o nada atractivos. Otro tema es que necesitemos presupuesto de Europa. Habría que ver cómo articularlo, para que en ningún caso suponga un retroceso para nuestro seguro agrario. Y, además, contando siempre con las cooperativas y el sector en general para una mayor adaptación del instrumento.

En el Informe se hace referencia al papel que podría desempeñar la Reserva Agrícola de crisis de la UE, reserva financiera de al menos 450M€ anuales para hacer frente a las crisis, que ya se activó tras la invasión rusa de Ucrania. Actualmente, está en debate su gobernanza, objetivos y hasta su propia existencia. Ha sido criticada debido principalmente a dos motivos: a que su mecanismo de adjudicación no es demasiado preciso y a que los fondos que la alimentan se detraen de los pagos directos de la PAC. El documento propone que la Reserva se centre en los riesgos excepcionales y catastróficos y que el acceso a estas ayudas esté condicionado al uso de herramientas de gestión de riesgos a nivel individual y privado. Desde el sector cooperativo somos partidarios de desarrollar estas dos ideas. En el Congreso Internacional de Jerez, organizado por ENESA hace un año, propusimos que los riesgos climáticos extremos salieran del seguro y se financien por otros medios, y quizás la respuesta podría estar en el futuro diseño de la Reserva. Condicionar la recepción de las ayudas extraordinarias o discriminar en positivo a aquellos que contratan seguro, no es más que cumplir con el Plan Anual de seguros agrarios del Ministerio y contribuir a un mayor y mejor desarrollo del sistema. Otro debate que quedaría por resolver sería el de cómo alimentar presupuestariamente la propia reserva de crisis…

Compartir