Podemos considerar que 2021 ha sido un año difícil para el sector de seguros en general y, sobre todo, para el sector agroalimentario en particular. Por un lado, al incremento de costes que sufren nuestros agricultores y cooperativas: energía eléctrica, gasóleo, abonos, agua, plásticos de invernaderos, semillas,… hay que añadirle una subida del coste de asegurar sus producciones originado por un aumento de la siniestralidad. Durante los últimos cinco años estamos presenciando episodios de fuertes tormentas, borrascas, DANAs, pedriscos que abarcan grandes extensiones, heladas, sequias y a la vez, inundaciones… En definitiva, inclemencias climatológicas cada vez más extremas que están ocasionando un aumento de las primas del seguro agrario, aparejadas, en muchos casos, con un recorte de coberturas.

Esta situación acaba provocando que en los cultivos donde es posible, las cooperativas contraten pólizas asociativas que aseguren la totalidad de la producción de sus socios con el fin de tenerla garantizada y que no haya ningún agricultor que se quede sin indemnización o liquidación en caso de siniestro. Y es que, donde esta solución no es posible, los agricultores de forma individual acaban recortando sus costes de producción, en ocasiones dejando de asegurar con las consecuencias que ello supone, quedándose en el sistema os que tienen mayor probabilidad de siniestro.

Por otro lado, el sector de la alimentación está teniendo problemas a la hora de encontrar compañía con la que asegurar sus instalaciones. No hace mucho, un artículo publicado en el periódico Expansión hacía referencia a que 13 empresas, 7 de ellas del Ibex, buscaban alternativas a la falta de seguros y pedían a la Dirección General de Seguros medidas para mitigar las dificultades. Y es que, ante la elevada siniestralidad, las compañías aseguradoras están rechazando riesgos en nuestro sector o aceptándolos con elevados incrementos de primas y reducción de coberturas debido a las exigencias que les presentan los contratos con el reaseguro. En cualquier caso, se están solicitando medidas de protección contra incendios muy superiores a las exigidas legalmente para aceptar cualquier riesgo y, mientras esas medidas se acometen, nos encontramos con elevadas franquicias o incluso falta de coberturas, que ponen en peligro el futuro de la cooperativa en caso de un gran siniestro.

Como dice el refrán, a perro flaco todo son pulgas. Como siempre, ya nos hemos olvidado del sector que durante la pandemia nos dio a todos de comer y cuyas exportaciones mejoran nuestra balanza comercial.  La realidad es que, ante el escenario de cambio climático, con siniestros cada vez más intensos, extensos y extemporáneos, tanto los seguros de las producciones como de las instalaciones son más necesarios que nunca, pero a un coste asumible que permita la continuidad de esta actividad tan importante para la economía nacional, así como para el mantenimiento de la población en zonas rurales y de nuestro entorno.

El Consejo de Ministros aprueba el 43º Plan de Seguros Agrarios.

El Consejo de Ministros aprobó el pasado 30 de noviembre el plan de seguros agrarios para el año 2022. El presupuesto para subvencionar las primas aumenta hasta los 256,73 millones de euros y como novedades: se crea una nueva subvención para las pólizas de titularidad compartida, se incorpora otra subvención adicional para los asegurados/as que contraten pólizas de líneas de seguro que no hayan contratado en el plan del año anterior y se incrementa la subvención destinada al seguro de los sectores ovino y caprino.

Por otro lado, el 43º Plan incorpora un moderado incremento de la subvención base para todas las líneas de seguro.

El Plan también incluye actuaciones para la revisión y el perfeccionamiento de las líneas de seguros, así como la realización de diversos estudios con vistas a la incorporación de nuevas coberturas en futuros planes de seguros.